jueves, 21 de mayo de 2015

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Sibelius contrajo matrimonio en 1892 con Aino, hermana del compositor y director Armas Järnefelt, quien había introducido a Sibelius en la familia, la que contaba también con un hijo escritor, Arvid. En 1903, Arvid Järnefelt solicitó a su cuñado Jean la composición de la música incidental para una obra de teatro llamada "Muerte" (Kuolema). La obra, de profunda penetración psicológica como era de esperarse, se estrenó el 2 de diciembre de ese año, unida a las seis piezas orquestales que Sibelius escribió para ella. Se trataba de un drama simbolista. Tanto drama como música tuvieron cierto éxito, y el músico decidió arreglar al año siguiente uno de sus números para orquesta de cámara. Esta primera pieza se titulaba Tempo de valse lente - Poco risoluto. Al año siguiente, Sibelius la revisó y estrenó como pieza de concierto con el nombre de Valse Triste, vals que venderá al editor por 300 marcos, una cifra ridícula. El compositor no dio mucha importancia a la pieza en principio, y jamás se imaginó el alcance que tendría, un éxito del que, como es de imaginar por el contrato, apenas se benefició económicamente.

Fue un éxito instantáneo de público, tomó vida propia y sigue siendo una de las piezas características de Sibelius.

Breitkopf & Härtel publicaron la obra en 1905 como op. 44. Sin embargo, debido al tipo de contrato de publicación, Sibelius recibió muy poco dinero en concepto de derechos de interpretación de la obra.

En 1906, el compositor fusionó los números 2 y 3 de la música incidental en una única pieza, que renombró como Escena con grullas. Ésta fue publicada póstumamente en 1973 como op. 44 n.º 2; Valse triste fue remunerada retrospectivamente como op. 44 n.º 1.

La versión original tal y como se estrenó en 1903 bajo el nombre Tempo di valse lente - Poco risoluto no se ha conservado.

En la obra, la moribunda madre de Paavali duerme. Y sueña. Una brumosa y lenta melodía de los violonchelos intenta definirse. La madre está en una sala llena de invitados que bailan felizmente. Un nuevo tema más optimista se impone en la cuerda, a la que se suman instrumentos de viento en lo que es ya una melodía grácil y llena de vida. Ella baila hasta que cae exhausta. La danza se para, y los invitados abandonan la sala. Retorna el tema doliente del comienzo. Pero recobra nuevas fuerzas, y las parejas vuelven a un baile cada vez más frenético. Surge el tema optimista, pero pronto todo parece afectado de un creciente e inexorable dolor. Alguien llama en la puerta, y la madre ve a quien cree que es su difunto marido. Pero no es él realmente, sino la propia Muerte, que la reclama para llevársela a su reino. Cuatro violines, en pianísimo concluyen de manera desesperanzada la pieza.
Fuente:

http://sibeliusencastellano.blogspot.com.es/2008/12/entradas-para-un-concierto-el-valse.html


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