jueves, 21 de mayo de 2015

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El Concierto para piano y orquesta en la menor (Klaverkonsert i a-moll), opus 16, de Edvard Grieg es una de las pocas obras concertantes de su autor. Es el único concierto para piano y orquesta que Grieg llegó a finalizar, pues solo hay bocetos de un segundo concierto.

Grieg empezó a pensar seriamente en hacer su concierto para piano y orquesta cuando escuchó el de Schumann, en 1858, siendo un estudiante en Leipzig.

La idea habría de concretarse diez años después, en una visita al campo en Dinamarca. Luego se lo mostró a Franz Liszt, quien sugirió darle más protagonismo a las trompetas dentro de la orquesta. Grieg no le hizo caso. Liszt, de todas maneras, terminó refiriéndose al joven autor como “un auténtico poeta que ha añadido una nueva cuerda a la lira”.

La afinidad del autor con Robert Schumann se refleja en el Concierto para piano y orquesta en la menor (en la misma tonalidad que el de Schumann), aunque la personalidad del joven Grieg domina la partitura junto con influencias de la música folklórica de Noruega. Tenía 24 años cuando lo compuso en 1868, viviendo en Søllerød, Dinamarca. La primera presentación fue el 3 de abril 1869 en Copenhague. Pese a la buena acogida que tuvo la obra (pues hasta Liszt llegó a tocarla en la visita a Roma 1870 de Grieg, dejando admirado al compositor), Grieg la revisó siete veces, la última en 1906-1907, y ésta es la versión que se escucha hoy.

El pianista y compositor Percy Grainger, quien conoció personalmente a Grieg, hablaba de cómo debía ser la interpretación fidedigna: “Grieg lo tocaba con una emoción agitada, casi febril, pero sin caer en el sentimentalismo”.

El concierto comienza con un impetuoso redoble de timbal y una serie de acordes de gran esfuerzo. Este primer movimiento está escrito en forma de sonata. El primer tema es presentado por el clarinete, y recogido luego por el solista con numerosos embellecimientos; el segundo tema, encomendado a los violonchelos, es de inequívoco sabor noruego. Durante el amplio desarrollo, el piano tiene muchos momentos para lucir sus cualidades líricas y virtuosísticas, con una soberbia cadencia y bellísimos pasajes en los que comparte protagonismo con la flauta y la trompa.

Fuente:

Wikipedia

http://revistatempo.co/opus/grieg-opus-16/


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