viernes, 22 de mayo de 2015

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Esta conocídisima barcarola es un aria cantada que se interpreta en el acto II, de la opera los Cuentos de Hoffmann, pero en realidad esta pieza fue escrita por Offenbach como Canción de los elfos de la ópera Las Hadas del Rhin, y fue luego Ernest Guiraud, quien consideró oportuno añadirla a los Cuentos de Hoffman, tras completar la partitura y escribir los recitativos, tras la muerte de Offenbach con la ópera sin terminar.
Los cuentos de Hoffmann (título original en francés, Les contes d'Hoffmann) es una ópera en tres actos, con prólogo y epílogo, música de Jacques Offenbach y libreto en francés de Jules Barbier. Se basa en una obra que el propio Barbier y Michel Carré habían escrito sobre cuentos de E. T. A. Hoffmann.

Los cuentos en los que se basa la ópera son Der Sandmann (1816), Rath Krespel ("Consejero Krespel", también conocido en inglés como "The Cremona Violin", esto es, "El violín de Cremona", 1818),y Das verlorene Spiegelbild ("El reflejo perdido") de Die Abendteuer der Sylvester-Nacht (Las aventuras de Nochevieja, 1814). El aria de la "Chanson de Kleinzach" en el prólogo se basa en el cuento "Klein Zaches, genannt Zinnober" (1819).

La ópera se representó, con cortes, en la casa de Offenbach, 8 Boulevard des Capucines, el 18 de mayo de 1879, con Madame Franck-Duvernoy en los papeles de soprano, Auguez como Hoffmann (barítono) y Émile-Alexandre Taskin en los cuatro papeles de villano, con Edmond Duvernoy en el piano y un coro dirigido por Albert Visentini. Offenbach murió el 5 de octubre de 1880, dejando la obra inacabada. Ernest Giraud (1837-1892) emprendió su orquestación y también le añadió los recitativos, de manera semejante a lo que hizo con Carmen de Bizet. Se estrenó en la Opéra-Comique de París, el 10 de febrero de 1881, sin el acto de Giulietta.

La ópera alcanzó su representación número 100 en la Salle Favart el 15 de diciembre de 1881,6 pero el fuego en la Opéra-Comique en 1887 destruyó las partes orquestales, y no se vio de nuevo en París hasta 1893 en la Salle de la Renaissance du Théâtre-Lyrique cuando tuvo 20 representaciones. Una nueva producción de Albert Carré (incluido el acto de Venecia) se montó en la Opéra-Comique en 1911, con Léon Beyle en el rol titular y Albert Wolff dirigiendo; permaneció en el repertorio hasta la Segunda Guerra Mundial, alcanzando 700 representaciones de la obra en el teatro.

Posteriormente se ha representado en un nuevo formato, tras estudios musicólogicos intentando reconstruir al máximo la obra concebida por Offenbach, recuperando fragmentos eliminados en 1880 por Giraud y tratando de acercarse más al espíritu y el orden de sucesión de los diversos actos que imaginó su autor.

La melancolía, presente en algunas de sus últimas páginas, encuentra en esta obra una expresión conmovedora. Pero también está presente la vena ligera y popular, en especial en las escenas de conjunto, herencia de sus años en el género de la opereta. Offenbach se muestra aquí como heredero de dos culturas (alemana y francesa) cuya conjunción hace de “Les Contes d’Hoffmann” uno de los dramas románticos más importantes en la historia musical. Se ha dicho que en las óperas cómicas de Offenbach, bajo la diversión y el frenesí obligados, se escondía todo el desencanto del Segundo Imperio. Aquí, en cambio, el autor trabajó en una obra alegórica de los grandes temas del hombre: el bien y el mal, la virtud, el amor, el control de la pasión. Por todo ello, esta ópera es una especie de testamento que corona toda su producción anterior.

Por todo ello, esta ópera es una especie de testamento que corona toda su producción anterior.

Fuente:

Wikipedia.


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