jueves, 21 de mayo de 2015

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Tárrega debutó internacionalmente en el Teatro de la Ópera de Lyón y en el Odeón de París en el Segundo Centenario de la muerte de Pedro Calderón de la Barca, el día 16/5/1881, en un concierto organizado por un comité internacional cuyo presidente era Víctor Hugo. Después también dio un concierto en Londres, pero de allí no le gustó ni la lengua, ni el tiempo, ni la niebla.

Se cuenta una historia, que parece más leyenda que realidad, sobre su estancia allí: Después de un concierto vieron algunos que el maestro estaba triste. ¿Qué le ocurre, maestro? ¿Echa Vd. de menos a la familia, a su tierra? Dijo que sí, y se le aconsejó que captase la tristeza de ese momento en su música. Entonces concibió esta pieza llamada Lágrima.

Más fiable parece esta otra línea de investigación: Wolf Moser en su obra “Francisco Tárrega: Devenir y repercusión. La guitarra en España entre 1830 y 1960” escribe sobre el preludio "Lágrima" y dice lo siguiente:

"El Preludio debe su nombre a una inspiración inmediata de Walter Leckie al escuchar la pieza. A la muerte de Tárrega permanecía inédita y, en un primer momento, tampoco se pudo encontrar en ningún manuscrito. Es Pujol, el cual también ha contado estos detalles, quien entrega a la familia un manuscrito descubierto por él mismo en casa de un aficionado de Reus que se lo regaló. En el año 1914, el hijo, Francisco Tárrega Rizo, hace imprimir la pieza en Buenos Aires con sólo dos partes –en la única forma en que hoy en día se toca- y luego la publica por segunda vez en Madrid, sin sospechar que su padre había preparado una versión ampliada para el Dr. Leckie y otros alumnos."

Pues igualmente en Buenos Aires aparece por primera vez en 1924 una versión en tres partes cuya autenticidad atestigua, entre otros, Domingo Prat:

“En la visita que en 1911 hice a Leckie en Marsella, me ofreció varios interesantes manuscritos, entre ellos el conocido y delicado preludio de Tárrega titulado “Lágrima”, en tres partes: una de ellas desconocida, hasta que la casa Romero y Fernández, de Buenos Aires y Daniel Fortea en su Biblioteca Fortea de Madrid, la entregaron a la imprenta. Algunos desconocedores negaron la paternidad de esta parte del preludio al distinguido maestro de Villareal: pero en tal caso confirmo con los mejores datos de autenticidad el aserto en que tomé parte”.


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