jueves, 21 de mayo de 2015

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El famoso director Paul Whiteman escuchó a George Gershwin y lo invitó a componer una pieza sinfónica de jazz, para tocarla junto con otros estrenos de compositores modernos en un concierto que daría próximamente con su orquesta.

A George se le olvidó por completo el encargo, hasta que una mañana apareció en un anuncio del periódico la noticia de un concierto de jazz a cargo de Paul Whiteman y su orquesta, destacando que la obra central del programa sería una composición sinfónica escrita por George Gershwin, quien lo supo cuando leía esa mañana las noticias.

No pudiendo eludir el compromiso, George creó en tres semanas su "Rapsodia en Blue" empujado por ese gran maestro que sabía lo que tenía entre manos; ambos estaban contribuyendo al encumbramiento definitivo del jazz.

Esta Rapsodia se estrenó el 12 de febrero de 1924. Paul Whiteman terminó la ejecución en medio de febriles aclamaciones y aplausos; los cronistas aceptaron el veredicto del público, supremo juez, y sus comentarios aparecieron llenos de alabanzas para el joven compositor de 25 años.

El éxito de la "Rapsodia en Blue", mal traducida como "Rapsodia en Azul", ya que no se refiere al color sino a un género musical derivado del jazz, fue fulminante y pronto se interpretó en América y Europa, constituyéndose en página indispensable en el repertorio de las más famosas orquestas sinfónicas. Esta obra influyó notablemente en compositores europeos y estadounidenses, que comenzaron a utilizar en sus obras melodías y patrones rítmicos del jazz, que por fin se había vuelto "respetable".

El éxito no hizo olvidar a Gershwin sus numerosas lagunas técnicas, por lo que prosiguió sus estudios musicales con la intención de enriquecer su estilo y abordar metas más ambiciosas. Más adelante, hizo su propia orquestación de "Rapsodia en Blue" y compuso sus "Preludios para Piano".

Gershwin logró aunar en su Rhapsody in Blue tres elementos fundamentales de la música de su país: la tradición popular pianística, el tratamiento armónico de la música del teatro de variedades y toda la atmósfera del blues afroamericano. Frecuentemente se suele clasificar a Gershwin como un sinfonista del jazz; tal planteamiento es tan simple como clasificar a Falla como un sinfonista del flamenco. Lo cierto es que Gershwin enraizó su música en la tradición de su país y aprovecho la riqueza rítmica, armónica y melódica que tuvo a su alrededor en función de una mayor y más moderna expresividad sinfónica. La obra no está concebida como un concierto para piano y orquesta, pues la función del piano, aunque de claro carácter solista, no sigue la línea concertante clásica, ya que Gershwin lo sitúa unas veces como solista y otras como mero acompañante.

De esta pieza el propio compositor afirmó:

"La Rhapsody in Blue representa aquello por lo que había estado esforzándome desde mi primera composición. Quería mostrar que el jazz es un idioma que no debe ser limitado a una mera canción y un estribillo que se presentan en apenas tres minutos... Logré demostrar que el jazz, no es sólo una danza, sino que comprende temas y propósitos más importantes."

"En la Rhapsody intenté expresar nuestra manera de vivir, el tempo del vivir, el tempo de nuestra vida moderna con su velocidad, su caos y su vitalidad... Considero que, antes que presentar musicalmente escenas específicas de la vida estadounidense, la Rhapsody encarna una asimilación del sentimiento."

Fuente:

Wikipedia

http://revista-raices.com/semanas/sem286.htm


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