jueves, 21 de mayo de 2015

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Se dice que el propio Arturo Toscanini, sugirió a Barber que lo arreglara para orquesta de cuerdas, dando lugar a la obra que hoy día conocemos como el Adagio para cuerdas. Barber introdujo pocos cambios al transcribir la obra, aunque hoy día se muestra como un acierto la adaptación orquestal por la idoneidad de esta formación para sostener las largas líneas y ricas armonías del Adagio.

Esta obra adopta la forma de adagio, y es un ejemplo excelente del neorromanticismo de Barber, la estructura del Adagio es directa. Consiste en una serie de frases, cada una de la cual comienza lentamente (generalmente con la entrada de una voz del coro de cuerdas tocando una nota, seguida por el resto de los instrumentos llenando el acorde) y que evoluciona hacia una melodía lírica gradual en valores de notas iguales. Lo que hace que la pieza crezca en intensidad hasta llegar al climax.

A pesar del carácter romántico de la obra, la pieza es notablemente diatónica para una composición de 1936. El neorromanticismo de esta obra, le prestan una calidad única: de espíritu contemporáneo, evoca el romanticismo del siglo XIX y del siglo XV.

La larga, flotante línea melódica se mueve libremente entre las voces en coro de las cuerdas, por ejemplo, la primera sección del Adagio comienza con la célula melódica principal tocada por los primeros violines, pero termina con su reafirmación por las violas, en una transposición en una quinta justa. Las violas continúan con una variación de la célula melódica en la segunda sección; el silencio en los bajos prevalece hasta la siguiente sección. La amplia sección central comienza con los violonchelos tocando la línea melódica principal, en el rango de mezzo-soprano; las cuerdas del coro suben a la escala más alta de sus registros, que culminan en un fortissimo-forte, un clímax seguido de un repentino silencio. Una breve serie de acordes sirve como una coda a esta parte de la pieza, y vuelve a introducir la sección de los bajos. La última sección es una reformulación del tema original, con una inversión de la segunda pieza de la célula melódica, interpretada por los primeros violines y las violas al unísono, y la pieza termina con los primeros violines volviendo lentamente a las primeros cinco notas de la melodía en el registro alto, la celebración de la última nota en un breve silencio y un desvanecido acompañamiento.

Esta melodía gradual en valores de notas iguales hace que la pieza crezca en intensidad. Barber utiliza en esta obra con soltura y estilo propio el «frigio» (uno de los modos de iglesia medievales).

En enero de 1938, Barber envió la pieza a Arturo Toscanini. El director devolvió la partitura sin comentarios, y Barber se molestó y evitó a este director. Posteriormente, Toscanini hizo saber a Barber, a través de un amigo, que tenía previsto interpretar la obra y que la había devuelto por el simple hecho que ya la había memorizado. También se informó de que Toscanini no volvió a tener la música hasta un día antes del estreno. La obra fue estrenada en un programa de radio, dirigida por Arturo Toscanini al frente de la Orquesta Sinfónica de la NBC, el 5 de noviembre de 1938, en Nueva York.

La pieza acompañó el anuncio radiofónico de la muerte de Franklin Delano Roosevelt y también una ceremonia celebrada en el World Trade Center para conmemorar la pérdida de miles de personas en los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Es reseñable el uso de la obra para la banda sonora original de las películas El hombre elefante (1980) y, seis años después, Platoon, sobre la Guerra de Vietnam. Formó parte también de la película Reconstruction (2003), de Los juncos salvajes y del film francés Amélie.

Fuente:

http://www.hagaselamusica.com/clasica-y-opera/obras-maestras/adagio-de-samuel-barber/


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